Las luces de los miles de flashes que se encendían cada vez que era presentado se apagaron. Los gritos de los fanáticos cuando aparecía en la pantalla gigante se silenciaron. Muchos se habrán preguntado: ¿dónde está Usain?, ¿se fue de vacaciones a la isla?
El hecho es que el hombre más veloz de los Juegos no podía salir de Londres. Primero fue una noche de fiesta en un local llamado Movida. Botella de 15 litros de champagne y una transición para hacer las veces de discjockey. Terminó a las seis de la mañana.
Después fue un compromiso tras otro. Sin parar. Cenas temáticas, maratónicas sesiones para atender a sus fanáticos que requerían la foto o una firma. Y los compromisos con la televisión.
Pero había que salir de Londres. Y terminó la fiesta para Usain Bolt. “Lamentablemente no puedo quedarme en Londres. Mi entrenador dice que me estoy divirtiendo mucho y que es hora de empezar a correr otra vez. Lástima, tengo que moverme”.
Justo a pocas horas de su cumpleaños. Mañana cumple 26. Y al parecer la fiesta volverá a ser como las de siempre: “Voy a tener que pasar mi cumpleaños en una habitación de hotel”.
El próximo compromiso del jamaiquino más veloz del mundo es la carrera de los 200 metros en Lausana. Se corre esta semana. Los técnicos de Bolt querían llegar antes, pero en Suecia respondieron: cuesta demasiado dinero.
Es que la vida de Bolt cambió. Hasta el año 2011 cobraba un caché fijo de US$ 200 mil por carrera. Cifra récord en la cotización de los atletas.
Un récord increíble porque duplica el cachet de la rusa Isinbayeba, la atleta más cotizada hasta la aparición de Bolt. Los US$ 200 mil de Usain rompieron el mercado, como ocurrió hace 17 años Carl Lewis y Ben Johnson que pedían US$ 50 mil.
El tema es que Bolt es tan rápido afuera como adentro de la pista. Luego de sus medallas en Londres pasó a pedir US$ 300 mil por los 9 segundos de carrera.
La imagen de Usain ahora vale oro. Sobre el fin de semana, Puma lanzó su nueva campaña publicitaria. Y ahí también factura.
Después de Londres el jamaiquino espera aumentar su volumen de negocios, que ya supera los US$ 20 millones al año y todo esto determina una nueva vida.
Las luchas atléticas, esas que apenas duran un abrir y cerrar de ojos, no podrán ser capaces de aguantar su caché. Su nombre y su imagen ahora producen.
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