13 de agosto de 2012

Héroes reales - El maratón, un cierre inglés: al revés el mundo . Se largó y llegó en el Palacio de Buckingham

La ola del último día se levantó con sus protagonistas dándole la espalda nada menos que al majestuoso Buckingham Palace. Claro, británicos, venezolanos, colombianos, mexicanos, argentinos, brasileños, ecuatorianos, españoles, alemanes, noruegos, suecos y sobre todo africanos, estaban esta vez para rendirle un homenaje sin igual a los actores del último acto de los Juegos Olímpicos.
Las rejas negras y doradas de la residencia real se ven solas y ofendidas, su público les ha dado literalmente la espalda, simplemente las ha cambiado por los sacrificados atletas del maratón. Un cierre olímpico diferente porque los héroes de la resistencia física están dibujando un perfecto óvalo, de manera que comienzan y terminan su descomunal esfuerzo en el mismo lugar de la capital inglesa: el Palacio de Buckingham. Después de todo, los ingleses siempre constantes en la práctica del deporte de reírse de sí mismos, dicen que mientras el mundo va para un lado ellos agarran para el otro, de modo que por esta vez el Estadio Olímpico se ha quedado sin recibir en su seno a la competencia postrera de los Juegos.
Eso sí, están todos en la calle. Es el último día, hay que llorarlo, es comprensible porque la ilusión fue grande y la fiesta más aún, hay que extrañarlo por anticipado porque el éxito fue total.
En el día más importante de su vida, los pasos gigantes del ugandés Stephen Kiprotich lo acercan inexorablemente al oro olímpico. Mientras tanto las campanas de la Abadía de Westminster resuenan como enloquecidas y a su lado, inseparable, el Big-Ben mira de arriba al líder que arrasa devorando metros. Sus escoltas kenyatas Abel Kirui y Wilson Kipsang se encandilan y se quedan sordos con el despliegue de gritos y color que sus compatriotas ponen en escena cuando los ven aparecer.
De repente, mientras el paseo del Támesis está tapado de colores, bullicio y esfuerzo titánico, una batucada impresionante mueve hasta el Puente de Westminster. ¿Las Llamadas en Londres? No, falsa alarma, pero el ritmo es tan parecido que lo único que cambia es el escenario: en lugar de los barrios Sur y Palermo, un gran bote surca las aguas del río. Está hasta la boca de africanos ataviados con trajes típicos y las lonjas suenan casi hasta romperse.
Termina. La Torre de Londres ya les tiró con su historia impresionante pero ellos ni cuenta se dieron. La Catedral de San Pablo se había inclinado reverente al paso de los atletas. La City encontró el respiro que ansiaba para aliviar el estrés diario que le provoca la mayor crisis europea tras la II Guerra Mundial. Y el gran premio es que al final Buckingham los perdona por haberle robado un protagonismo casi sagrado y los recibe bajo palio, como ellos se merecen.
Y al final se levantan las barreras y un nuevo Londres, desnudo de tránsito, se descubre ante los suyos y ante los visitantes. Todos a las calles, a caminar, a vivir, a sentir la ciudad, a dejarse llevar por la magia de un momento único, a bañarse de vino, cerveza y del sol que decidió que no podía faltar de ninguna manera. Y después de destrabar el nudo en la garganta y desempañar los cristales de los lentes de sol, con el entrechocar de los cristales de los vasos, hay tiempo para un "cumplimos, hasta pronto amigos...para siempre `be my friends` (sean mis amigos)".

NO PUDO ESCAPAR

"El ritmo fue muy fuerte. Sabía que no podía escaparme de los keniatas. Esperé mi oportunidad y decidí atacar a falta de cinco kilómetros". (Stephen Kiprotich).

LO VIERON PASAR

"Cuando lo vimos pasar (a Kiprotich) dijimos que lo seguiríamos para hacer un sprint con él, pero fue difícil controlarlo. Ahora quiero batir el récord del mundo". (Abel Kirui).

KENYA: POLÉMICA

La Federación de Kenya tomó una polémica decisión para estos Juegos Olímpicos al no llevar a Patrick Makau, poseedor del récord del mundo con 2h03`38``.

105 ATLETAS

Fueron los corredores que participaron en el maratón de Londres, 20 de ellos abandonaron y 85 llegaron a la meta.

5° PUESTO

El brasileño Marilson dos Santos terminó en un meritorio quinto lugar con un tiempo de 2 horas, 11 minutos y 10 segundos.

19.7 PROMEDIO

El nuevo campeón olímpico de Londres promedió una velocidad apenas debajo de los 19,7 kilómetros por hora.
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