7 de mayo de 2009

Crónica de 21K de Punta del Este (por Alejandro)

Crónica de 21K de Punta del Este
(3 de mayo de 2009)

Desde el lanzamiento mismo de esta corrida, esperaba con gran entusiasmo y con mucha expectativa este fin de semana largo porque se iba a dar la oportunidad de hacer las dos actividades que más disfruto y que sabemos que es difícil de congeniar: estar con la familia de mini vacaciones y hacer deporte en un circuito espectacular.

Finalmente el momento llegó, pasamos el feriado del 1º de mayo en Montevideo y el sábado en la mañana salimos con Valeria y el Pipi a Bella Vista a pasear ese día y concentrar allí para el siguiente.
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En la mañana del domingo, temprano sobre las 6.30, aunque aún brumoso, vimos que día sería como los últimos, soleado, calmo y con temperatura ideal a la hora de la carrera. Salimos desayunados y con toda la logística para Punta, y en menos de media hora estuvimos allí. Al igual que el año pasado toda esa explanada o estacionamiento frente a la parada 2 de la brava era un gran bullicio de corredores y acompañantes, de camisetas de todos colores, meta fotos unos, calentando otros. Allí vemos a Zerboni, cruzamos unas palabras, y enseguida llaman para la largada donde vemos a Jorge G.

Desde el puntote vista deportivo esta carrera tenía un significado especial, fundamentalmente porque me iba a dar un panorama de mi estado actual comparado con dos momentos bien distintos del año pasado, uno en mayo de 2008 en este mismo circuito cuando debuté en 21K y otro en noviembre de 2008 cuando por última vez corrí 21K en la recordada etapa de Pirlápolis, la última de la AAU, y en la cual había tenido mi mejor registro. Por otra parte, definitivamente las carreras de larga distancia son las que más me gustan, muy por encima de los 10K.

La consigna era mejorar los tiempos pero disfrutando la carrera y no sufrirla. Para ello adopté la clásica táctica conservadora: 10K a tren controlado, y de ahí en más acelerar según como me sintiera en ese punto.

Nos ubicamos con Valeria en la mitad del pelotón y de improviso largamos al ver que la gente alrededor nuestro se movía. En cantidad de gente estaba más o menos similar al año anterior, tal vez unos 800.

La salida es bastante tumultuosa, como siempre. Me muevo lento hasta que se hacen los espacios y puedo ajustar el paso. En seguida me pongo al paso deseado, que vale decir, lo había practicado bastante.

Mucha gente sale fuerte y me pasa en los primeros 2 o 3 Km. Ahí resisto la tentación de apurar y recuerdo el consejo que leí de la NYRR (Corredores de calle de NY) para esta distancia y para esta situación exacta: déjelos ir!!

Circunvalamos la península y llegando al KM 5, en el primer puesto de hidratación ya la gente alrededor va a la misma velocidad. El paso se siente muy cómodo y me permite ir apreciando los detalles del entorno, algo que nunca hago, la gente en los balcones, el mar, agradezco algunos esporádicos aplausos, y veo los carteles con los Km. que pasan.

A pesar de haber pasado mil veces me sorprende la belleza del puerto de Punta del Este en la mañana. Me siento un privilegiado por estar allí haciendo esa actividad. Llegamos a la rambla de la mansa, sin perder de vista el GPS, y compruebo que mantengo el paso. Al llegar al KM 10 saliendo de la rambla, veo que estoy a una media de 4:34 y van 45:35 de carrera.

Decido forzar el paso por la calle Francia, un tramo que me gusta mucho, hasta el Km. 13 y ver si voy sintiéndome cómodo. Al pegar la curva en ANTEL en Francia y Pedragosa Sierra la primer gran alegría, veo a mis suegros en la plaza y a mi hijo Joaquín (el Pipi), que fue como una gran inyección de fuerza (ésta es estimulante pero no da positivo eh!!).

Cuando me acerco a él corre junto a mi, chocamos los cinco y me dice: “Papi, tengo que decirte algo”, y ahí pensé “que bueno, tenía algo preparado para darme aliento”. Acto seguido, con voz firme, fuerte y clara me dice “Papi, me comiste los pedazos de pizza de la heladera que me correspondían!!!” y lo repitió un par de veces más, increpándome muy correctamente. Al escucharlo no podía parar de reírme, al igual que toda la gente de allí y los corredores a mi lado. Uno de ellos entre risas me dice, “que momento para reclamos”. Al final calmé los ánimos prometiendo la reposición de la pizza devorada por otra al regresar.

El asunto fue que, como buenos deportistas, la noche anterior con Valeria le dimos a la pasta, pero mis suegros y Joaquín no nos tuvieron piedad y se trajeron unas muzzarellas que nos hicieron arrepentirnos al instante. Afortunadamente algo sobró, quedó a la vista y bueno, marchó. Lo que no sabíamos era que el pequeño hombrecito previsor las había reservado para el almuerzo. En la península habrán pensado “este pelado le come la comida al gurí y todavía lo deja con los abuelos para venirse a correr!!”. En fin, algo muy gracioso.

Volviendo a la carrera y ya llegando al 13 saco un gel y lo tomo con el agua que me dan en el punto de hidratación. Por suerte me sentía bien, y allí empezaba una parte crítica, un largo repecho hasta Las Delicias. Sigo pasando gente y veo una cara conocida: mi amigo de la infancia y de todas las horas, profesor de E. Física Gerardo Viñales con quien discutimos bastante de entrenamientos, que tal como había prometido, había ido a verme. Nos saludamos efusivamente. El Negro me dio aliento, me preguntó como iba y me ofreció agua. Fue una gran sorpresa y otra alegría inmensa!
Al promediar el repecho veo a un amigo de Halcones que se venía quedando, le pegué el grito para que se pusiera a rueda y tirar juntos, ya que un poco de compañía nos venía bien a ambos. Al final seguimos juntos menos de 1K, y se me queda al llegar a la doble vía de las Delicias un poco más allá del Km 14.

Me siento con fuerzas decido apretar el paso un poco más en esa zona sinuosa pero con más bajadas que repechos, y hago buenos parciales inspirado en 2 colegas que venían conversando sin muestra alguna de esfuerzo.

Luego la rambla de la brava, sin viento que moleste. Veo algunas caras conocidas que ya retornaban a la meta y que me propongo alcanzarlas o al menos descontar. Ese último tramo de 4K lo hago sin contratiempos, con el aliento invalorable de Gerardo: “vamos pelado, mové los brazos, dale que ya está”, gritos que actuaban como propulsor. Era la primera vez que corría con hinchada, y está bueno!!

Al final marqué 1.34.34 neto, a 4:29, lo que me dejó muy contento porque superé mis expectativas, y fundamentalmente porque acababa de vivir un poco más de una hora y media MUY intensamente con una cantidad de sensaciones impresionantes que van mucho más allá de lo deportivo, la compañía de familia, nuestro hijo divino como está, los amigos, la compañía de los otros Chasquis, el día que hizo y el entorno, sinceramente me sentí un privilegiado.

Valeria llegó en 2:08, muy entera, sin signos de sufrimiento, y efectivamente me comenta que hizo una carrera cómoda y también disfruto a pleno el trayecto. Aún así hizo su mejor tiempo en 21K.

Al final intercambiamos impresiones con Jorge G, Robert Lugo, Aníbal y alguno más, , con quienes nos conocemos poco pero nos sentimos muy bien juntos, al igual que los demás Chasquis. Todos contentos con la carrera, foto, nos despedimos hasta la próxima, y emprendemos el regreso a Bella Vista.

Volveremos el 6 de setiembre a debutar en la Maratón, ahí si, palabras mayores, pero fue un buen apronte desde el punto de vista de ánimo, sin dudas.

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