14 de agosto de 2012

Los viejos Juegos Olímpicos

por Alvaro Garay

Finalizaron los Juegos Olímpicos de Londres 2012, esta trigésima edición se desarrolló a lo largo de dieciséis jornadas que transcurrieron más rápido que la victoria del corredor jamaiquino Usain Bolt en los 100 metros llanos o las brazadas del nadador estadounidense Michael Phelps en cualquiera de sus triunfos que lo convirtieron en el máximo ganador de medallas de toda la historia. Cada cuatro años, millones de espectadores esperan ansiosos el encendido de la llama olímpica y lo mismo sucede con los atletas que saltan del anonimato al estrellato puro. Ahora, en el segundo de los 1.452 días que nos separaran de Río 2016, te brindamos un resumen con los hechos más destacado de estos viejos Juegos Olímpicos de la capital inglesa.
Meses antes del inicio de Londres 2012, el Comité Olímpico Internacional (COI) dio a conocer una larga lista de prohibiciones siendo la más relevante, aquella que impedía ingresar a los estadios con remeras que tengan la imagen del Che Guevara. No fue el único absurdo, la norma también establecía que “las imágenes y grabaciones de video y sonido de los Juegos no pueden ser utilizadas ni licenciarlas, transmitirlas o publicarlas en las redes e Internet en general y no puede explotarse con fines comerciales bajo ninguna circunstancia”. Resultó una batalla perdida, el COI luchó contra la peor quimera que jamás conoció.
Una prueba de la plena dimensión y el poder que tienen las redes sociales se simplifican en la expulsión de la atleta griega Voula Papachristou. Sin ser una estrella del salto en triple, mucho menos ser candidata al oro, fue descalificada por publicar comentarios racistas a través de su cuenta de twitter: “Con tantos africanos en Grecia, al menos los mosquitos del Nilo Occidental comerán comida casera”, escribió en Twitter provocando un rechazo generalizado que incluyó una merecida exclusión por parte de las autoridades pese a que desactivó su cuenta @Papaxristoutj y ensayó un formal pedidos de disculpas que no convenció ni siquiera a ella misma. Aquello que fue utilizado con fines contrarios al espíritu olímpico, otros le encontraron la vuelta sacándole frutos como el sitio Canchallena.com al crear creo una guía de “Tweets de atletas argentinos, enviados especiales y periodistas”. Más tarde el COI en su página web, una vez desestimada la prohibición de redes sociales, se sumó con una propuesta similar (*).
En cuanto a los protagonistas estelares, todos dejaron sus huellas, así lo hicieron las grandes figuras y también aquellos que sin mucho esfuerzo -con mayor o menor potencial deportivo- también fueron noticia. La ceremonia inaugural incluyó al músico argentino Daniel Barenboim, pianista y director de orquesta West-Eastern Divan Orchestra integrada por artistas palestinos e israelíes como forma de promover la paz entre ambas naciones. Fue una de las ocho personalidades que portaron la bandera blanca con los cinco anillos junto a, nada menos, que el maratonista etíope Haile Gebrselassie, el exboxeador Muhammad Ali.
Ya en competición, sobresalió el caso del remero nigeriano Hammadou Djibo Issaka al ser el más ovacionado de esa prueba pese a que arribó último y casi dos minutos después que el vencedor. El judo sufrió dos hechos tan negativos como insólitos porque el cubano Oreydi Despaigne fue descalificado por morder a su rival, Ramziddin Sayidov de Uzbekista, mientras el estadounidense Nicholas Delpopolo fue expulsado cuando su control antidoping detectó consumo de marihuana que él mismo atribuyó a la ingesta de un brownie de cannabis.
Otro caso increíble fue el de la clavadista china Wu Minxia que logró el oro apenas unas horas después del fallecimiento de su abuelo, deceso que su familia le ocultó al igual que la lucha que su madre libra desde hace ocho años contra el cáncer de mama. En declaraciones a la prensa, el padre de Wu Minxia, comentó que le había “ocultado todo tipo de información para no desconcentrarla de sus objetivos en los Juegos Olímpicos”. Entre las miles de mujeres, solo tres de ellas rompieron con toda coyuntura histórica, social, cultural, política y religiosa: Wojdan Shaherkani, Sarah Attar y Noor Hussain Al-Malki. La que dio el paso inicial fue la judoca saudí Wojdan Shaherkani que se convirtió en la primera mujer saudí en participar en un Juego Olímpico. Hasta los últimos días estuvo en dudas su participación por que ella necesitaba competir con hijab y una cláusula le impedía. Solucionado el tema, la joven de dieciséis años que se graduó de cinturón azul -dos niveles por abajo del negro- con apenas dos años de entrenamiento, recibió una invitación especial respetando su “sensibilidad cultural musulmana“. Fue debut y despedida. En la categoría de 78 kilos, la portorriqueña Melissa Mojica la dejó afuera de competencia en apenas 82 segundos.
La velocista qatarí Noor Hussain Al-Malki también fue el centro de atención en la partida de los 100 metros llanos. Con el pelo cubierto por un pañuelo con los colores de su país, no terminó la serie debido a una lesión que solo le dejó correr diez metros. Se retiró del estadio en silla de ruedas pero ovacionada por los 80 mil espectadores. Y la última rebelde que se sumó al cambio fue la atleta Sarah Attar que participó en la prueba de los 800 metros. Si bien quedó eliminada en la serie de preliminares, lo asombroso de Attar fue que corrió por toda la pista sólo mostrando su rostro ya que su vestimenta la tapaba tanto sus manos como sus piernas por completo. Recordemos que tanto Wojdan Shaherkani, Sarah Attar y Noor Hussain Al-Malki provienen de países donde las mujeres deben pedir permiso a un hombre para viajar, trabajar, casarse e incluso tratarse en un hospital.
Podio sin medalla: El judoca brasilero Felipe Kitadai ganó el bronce pero la presea se le cayó al suelo mientras se duchaba y así se rompió al pegar contra el piso. El comité olímpico le remplazó la rota por una nueva, sólo fue un susto. “Escaparon por dinero” fue el comunicado que publicó el COI al anunciar la ausencia de siete atletas de la delegación de Camerún que así se quedó sin cinco boxeadores, una nadadora y una futbolista.
(*) COI vs REDES SOCIALES
No es un dato menor lo publicado por el licenciado en comunicación Gastón Roitberg para el diario La Nación dónde habla sobre los Juegos Olímpicos más sociales de la historia. En esa nota destaca que hace cuatro años, en Beijing 2008, era el boom de blogs y los smarthphones con el flamante
iPhone 3G a la cabeza y su posterior publicación en Internet. También por aquellos años, Twitter era una red social para apenas 6 millones de geeks que hoy superó los 140 millones de usuarios registrados mientras Facebook tenía la décima parte de los 900 millones actuales. Sin dudas, el progreso fue vertiginoso.
Los deportistas olímpicos con más seguidores son los basquetbolistas estadounidenses LeBron James con 17.378.615 y Kobe Bryant con 13.646.023, los tenistas Roger Federer con 11.201.479 y Rafael Nadal con 11.053.316 más el futbolista brasilero Neymar con 10.806.911.
El argentino mejor rankeado es el basqeutbolista bahiense Manu Ginóbili con 2.027.155 seguidores que lo situaron en la 26° posición.

(*) por Alvaro Garay

Periodista, productor y relator tanto en radio como televisión. Hombre de prensa que cubrió el mundial de fútbol de Sudáfrica 2010 y la Copa América 2011, cuyo talento lo llevó a trabajar en AM América 1190, AM Belgrano 950, Radio Gol, FM Patricios 95.5 y AM Punto 1280. Nadador aficionado, boxeador amateur y mediocampista de La Fragata. Mujeres, literatura y rock & roll es la trilogía que resume su vida.

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